top of page

Tanto las performances como la pintura son únicas e irrepetibles, y suponen una constante improvisación. En esta performance en particular, la artista Carlota Pérez De Castro le da forma a su vínculo individual con el lienzo, otorgándole vida y movimiento a la conversación íntima con él. Se trata de un diálogo en el que el lienzo solicita pintura, experimentando momentos de distancia y frustración, pero también de inspiración y destacando lo que funciona.

 

La artista trabaja junto a una bailarina a quien poco a poco va manchando con cariño y paciencia, compartiendo así la emoción de crear. Juntas, a través del movimiento, despiertan el "estado de flow", ese lugar de creación donde el tiempo desaparece y los problemas se desvanecen, estando completamente presentes en el proceso creativo.

bottom of page